Torés, Alberto

Málaga - Panamá

Alberto Torés García

 

Estaba muy feliz en el vientre de mi madre.

No conocía ni cajas de vientos en litigio

ni iroquesas inseminadas de nostalgia,

y todos los conflictos reducíanse a verme crecer.

          Entonces quise ser poeta.

Porque la poesía es sin duda el espacio de la libertad por excelencia y un modo certero de paliar las miserias. Algunos títulos he escrito y publicado con sellos editoriales, fechas y ciudades. También he escrito y no publicado todavía. Precisamente, un poemario homenaje a Blaise Cendrars, La aventura de mis siete vidas. Otro libro inédito, Pistas de lluvia. También aquí hay un sentido tributo a Cendrars. En prensa, aunque con notable retraso, siguen mis 35 poemas elásticos y algunas piezas de museo que aluden de nuevo a la deuda con el poeta.

          Estamos en 1961.

El genial poeta suizo Blaise Cendrars está sentado

en un banco de madera frente al edificio de la Unesco.

Fuma sin cesar, no mueve el brazo y tiene la mirada

perdida en las redes de los pretéritos.

Somos vecinos en la calle José María de Heredia.

Su rostro es hermoso por sabiduría y coraje. A veces,

me acariciaba la cabeza con su brazo izquierdo. Una vez

me dijo:

«Te cambio la calcomanía por el Gran Premio de Literatura de París».

Definitivamente quería que la poesía fuese parte esencial de mi vida y me acerco a ella, con lecturas, recitales, comunicaciones, artículos, traducciones, estudios. Por eso, he buscado y encontrado revistas especializadas de todos los lugares del mundo con estaciones de trenes, para alternar la labor creativa y la crítica. He sido antologado con más o menos fortuna y traducido con gratitud.

Por lo demás, me consta que nací en París en septiembre de 1959. Que llego a final de mes merced al salario de profesor de escuelas oficiales de idiomas. Que mi hijo se llama Alfonso. Que coordino un Foro de debate, Otra Málaga es posible. Que trato de comprender mi tiempo. Que casi siempre lo critico desde una columna de opinión de un periódico de Málaga. Que, como Cendrars, sé que cuando se ama hay que huir, y llevo 24 años viviendo en Málaga con unos amagos de escapada a Barcelona, Manchester y París.

Dibujo de Fabio Zimbres