Heras, Artur
Artur Heras (Xàtiva, 1945) inició su camino en el arte en una época en la que el camino del arte, en España, era un camino de cabras ni tan siquiera apto para cabras. Lejos de asustarse, escogió como mentores a algunas figuras de las vanguardias con las que simpatizaba, y así aprendió del dadaísmo, del constructivismo, del expresionismo abstracto, de la nueva figuración o del pop los elementos que le permitieron hacer una pintura que además de un afán lúdico tenía una importante carga de crítica y denuncia social.
Algunas constantes de su obra son la experimentación con los códigos de representación y los soportes, los juegos literarios y de lenguaje y una lectura irónica de la historia del arte. Aunque el ser humano ocupa un lugar principal en todas sus invenciones, como ocurre con el maestro de su querida Leonarda, también disfruta persiguiendo a algunos objetos cotidianos, que de tan familiares y tan frecuentados han llegado a recuperar su primitivo misterio.
Artur Heras es un dibujante a tiempo completo, aunque raramente expone o publica sus dibujos. Las líneas, puntos y puntitos y manchas que pueblan las páginas de sus numerosos cuadernos han sacado su billete para ser otra cosa y muy frecuentemente son las primeras manifestaciones de sus pinturas, de sus esculturas o de sus diseños para cubiertas de libros y carteles. Seguramente hay que leer sus cuadernos como el diario donde va reuniendo su obra aforística, integrada por comentarios sobre la realidad circundante y sobre la naturaleza, y donde abundan las reflexiones sobre la vida y el arte. Estos cuadernos no son sino la versión ilustrada de lo que otros autores han llamado «libro del desasosiego», «pequeña cosmogonía portátil» o «enormes minucias».
En paralelo a su actividad como artista, y con el mismo rigor e independencia, Heras dirigió entre 1980 y 1995 la Sala Parpalló, un espacio dedicado a la divulgación de destacados creadores del panorama internacional y artistas noveles que fue una luminosa referencia en la ciudad de Valencia. Por ella desfilaron fotógrafos como Walker Evans, poetas visuales como Ben Vautier e ilustradores como Miguel Calatayud.
Artur Heras expone sus pinturas y esculturas con regularidad y cuida personalmente la edición de sus catálogos, que son también hermosos objetos. Entre sus libros podemos citar Bandera bandera (1979), Ronda dels veïns de l’Ermita (1985), sobre un texto de Alfons Roig, Quadern de dibuix (1993) y 100 cartells d’AH (1995). Actualmente vive en Godella, el pueblo que acogió al pintor Pinazo, otro ilustre garabateador de cuadernos.