Cuentos sobre Alicante y Albatera

Jorge Campos

dibujos de Pablo Auladell

prólogo de Ricardo Blasco

ISBN: 978-84-127626-4-8
Colección Últimas lecturas, n.º 11 / Edición en castellano / 1.ª edición: noviembre de 2024 / 18,5 x 23 cm / 216 págs. / Con numerosas ilustraciones a color / Contiene artículos de Gala Blasco Aparicio, Felipe Mejías López y Pablo Auladell, y una conversación entre Jorge, Juan y Teresa Renales sobre su padre, Jorge Campos / Encuadernación en tapa dura con sobrecubierta / Impreso en Brizzolis, Madrid, España

Estos quince relatos de carácter autobiográfico recuperan un paisaje del final de la guerra civil que no ha sido demasiado divulgado. Se cuenta en ellos cómo los vencedores y sus aliados impidieron la salida de los combatientes republicanos por el puerto de Alicante y su inmediata captura y reclusión. El campo de concentración de Albatera es el escenario principal, y los dibujos de Pablo Auladell y un artículo del arqueólogo Felipe Mejías nos ayudan a conocerlo. Junto al nombre de Albatera, este libro desea rescatar la memoria del escritor Jorge Campos.

Oficialmente, el final de la guerra civil española (o «de los Tres Años», como la llama Ricardo Blasco en el prólogo de este libro) tuvo lugar en el mes de marzo de 1939 en varios puntos de la provincia de Alicante. Hoy conocemos muchos de los sucesos de entonces gracias a la novela Campo de los almendros (1968), de Max Aub, aunque el escritor no los viviera personalmente. En el ejemplar que Aub dedicó a su amigo Jorge Campos, dejó anotado que era él quien debía haberla escrito, «entre otras cosas, porque sí estuvo».

Jorge Campos empezó a escribir estos relatos a principios de 1978, en un momento en que su vista comenzaba a debilitarse muy rápidamente. Cuando se quedó ciego, se los dictó a María Victoria, su mujer, quien se ocupó de preparar la edición del libro, aparecido ya después de la muerte de su autor.

Esta nueva edición, que cuenta con dibujos de Pablo Auladell, recupera la memoria de unos hechos que Jorge Campos decidió que había que preservar, y un paisaje, el de Albatera, que ha formado parte del mundo de pesadilla de quienes por breve tiempo lo habitaron.

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