La Cosa
Las cosas van más allá del objeto. Lo tangible de este último se disipa cuando es cosa. Pues cosa es todo aquello que tiene entidad, ya sea espiritual o corporal, natural o artificial, física o metafísica. Cuando Diderot y D´Alembert organizaron la Enciclopedia pretendieron explicar el mundo a través de la ciencia, dando portazo, así, a los compendios que explicaban la realidad desde el punto de vista religioso o metafísico. La Ilustración, pues, se hizo objeto. Y nosotros pretendemos recuperar la Cosa. Así, nuestro antecedente y maestro es Plinio el Viejo que allá por el 23 a.c. dio a luz su Historia Natural en la que habló de las Cosas.
Fue a mediados del siglo XIX cuando comenzaron a proliferar unos libros cuyo título servía para todos ellos: «Lecciones de Cosas». Con los que se pretendía acercar al escolar al conocimiento mediante la imagen y así hacerle ver el mundo que lo rodeaba. Fueron libros eminentemente gráficos y un tanto el inicio y prolegómeno de la cultura visual.
Las raíces de las palabras tienen su importancia. Y su etimología siempre resulta esclarecedora. Así, Cosa viene del latín Causa. Y ya se empleó en el sentido de cosa en el bajo latín de la ley Sálica de Gregorio de Tours. Y Causa es el principio que produce alguna cosa. Así los objetos son motivos, que no causas. Pues motivo es la razón concreta y particular que nos impulsa y acaso nos obliga a obrar, es el Objeto.
En este opúsculo daremos a conocer multitud de Cosas, causas y motivos, es decir, también objetos. Nuestro ánimo no será enciclopedista, sino misceláneo, pues aquí, la ciencia es una metafísica más, una nueva religión unificadora basada en el objeto. Y nosotros hablaremos de Cosas.