Danilo (un mensaje para El Persa)

Fecha: Thu, 21 Jun 2012 11:27:07 +0200
Asunto: Re: Danilo


¡Hola, Pepe!

He debido de prestarle el descascarillador de pelotas postales a alguien, porque no lo encuentro. No tengo más remedio pues que escribirte utilizando el frío correo electrónico, aunque lo cierto es que contigo las comunicaciones por cualquier medio, incluido el telepático, siempre han resultado fluidas. Bueno, la cuestión es la siguiente: tengo que reunirme con unos amigos por un motivo que conoces y había pensado leer alguna cosa tuya.

He estado buscando entre los centenares de correos que intercambiamos en los cuatro o cinco años que estuvimos jugando a hacer el libro El Persa, ese desconocido, por El Persa, y hay algo que podría servir. Me encantó y me alegra recordar esa sección que titulamos «Dímelo en PPD» donde algunos amigos te enviaban preguntas sobre las cuestiones más variopintas y tú respondías disciplinadamente como un maestro zen o como un amable ferretero de barrio, o como ambas cosas a la vez. Recuerdo lo que te divertía encontrar una respuesta para cada pregunta y que te propusiste contestar siempre diciendo cosas ciertas: por respeto a los lectores, claro, pero también por el placer de vencer una dificultad añadida.

Una de esas preguntas se quedó fuera del libro por cuestiones de espacio. Decía así:

La pregunta:
«Querido Pepe, iba a preguntarte por la mascarilla masticadora, un proyecto que siempre me ha intrigado. Sin embargo, cuando estaba a punto de darle a la tecla para lanzar el mensaje, ha entrado por la ventana un loro verde de cabeza amarillo-anaranjada, muy bonito, y no consigo echarlo ni sé qué hacer con él. No deja de mirarme. Por favor, dime lo que se te ocurra. Danilo».

Tu respuesta:
«Amigo Danilo, creo recordar que, mientras en Barcelona yo trabajaba en la mascarilla masticadora, Rafael, un bello e inteligente lorito que adopté, moría en Valencia de tristeza a causa de mi ausencia, aunque estaba muy bien atendido. Por aquel entonces yo sabía muy poco de psitácidos, pero Salvador Llamas, un amigo ornitólogo, me llamó la atención sobre los delicados e intensos sentimientos de esos animalitos. Si el lorito te ha escogido, estás perdido: te seducirá con sus gracias y no podrás librarte de él; pero a cambio te obsequiará con una amistad sincera, duradera y tan inmensa como algunos de sus tatarabuelos, los dinosaurios. Por correo aparte te envío instrucciones detalladas».

Pepe, no sé si este texto es apropiado. Por si acaso no lo es, también he encontrado otra cosa. El párrafo final de una biografía que escribiste, y que dice:

«Vivió lo que podría considerarse una vida muy completa: formó una familia, se hizo rico y famoso y navegó por mares y océanos a bordo de sus yates. Pero él siempre pensó en sí mismo como el más desconocido de los hombres. Afortunadamente, nos ha dejado un camino para que lleguemos a conocerle; desde su perspectiva, el mejor de todos: leyendo sus historias».

No eres tú, sino Jules Verne, pero podrías ser tú solo con cambiar algunos matices: si en vez de yate decimos llaüt, etc.

Me acuerdo de las últimas palabras que dicen que pronunció Verne. Nos las has transmitido a los amigos como el mejor consejo que puede darse. A veces sin decirlas las repetías a través de tu mirada de pícaro sabio. Las palabras son estas: «Sed buenos».

¡Un abrazo!

Vicente Ferrer

Texto leído en la reunión donde los amigos despedimos a Pepe Cardona el Persa, fallecido el 19 de junio de 2012 en Valencia. En la imagen: una de las dos caras del recortable que El Persa hizo de un lorito.