La ausencia de Lluís Cerveró

Conocimos a Lluís Cerveró en el año 2000. Él y Adelina nos abrieron la puerta de su casa modernista en El Cabanyal y pudimos contemplar los collages originales de Josep Renau colgados en su pasillo, la mejor sala de exposiciones imaginable. Una casa que explica su amor por los libros, los viajes, el arte y los tebeos. Todas las personas que hayan tenido la suerte de visitarla en alguna de las ediciones de Portes Obertes recordarán su hospitalidad exquisita, la claridad de sus explicaciones sobre la lucha por la defensa del barrio y, siempre, su sentido del humor. La mirada de Lluís y su sonrisa no se olvidan. Por eso, esperábamos la siguiente convocatoria de Portes Obertes para volver de visita, hasta que acabamos involucrándonos en la lucha de los vecinos del Cabanyal; ser parte de su resistencia nos permitió reconciliarnos con la ciudad en la que vivimos. En 2011 empezamos a trabajar en lo que finalmente sería Benvinguts al Cabanyal, un libro que recoge la memoria de este querido pueblo, convertido en barrio de Valencia. Lluís fue un informante irreemplazable: armadores de barcos con afán de aventura, maestros republicanos protagonistas de sellos de correos, doctores eminentes en universidades americanas, canciones infantiles imposibles de olvidar[1]. Conocimos, a través de sus relatos, la historia de su familia y la de sus vecinos. Pediatra en el Peset, aprovechó su jubilación para conciliar medicina, llengua y literatura: tuvimos la suerte de escuchar su sabia y divertida conferencia en el Octubre Centre de Cultura Contemporània sobre las enfermedades en El Tirant. Todos estos años buscábamos a Lluís para conocer su criterio, siempre elegante, discreto, conciliador y firme. Las deliciosas cenas en su casa se alargaban horas y horas: podíamos conversar sobre cine, arte, política o viajes. Dedicó mucho tiempo al excelente trabajo de documentación y escritura de El Cabanyal, per Exemple (1998-2013) Crònica de quinze anys de resistencia, manual de resistencia cívica.

Y aunque su ausencia nos duela tanto, nada de sufrir: nos lo pide Adelina, con la complicidad de Pablo Neruda y de Gene Kelly.

Begoña Lobo

[Lluís Cerveró ha fallecido en Valencia el 30 de agosto de 2016. La fotografía la tomó, en 2013, Sergi Tarín].

 

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«Soneto XCIV», Cien sonetos de amor (Pablo Neruda)

Si muero sobrevíveme con tanta fuerza pura

que despiertes la furia del pálido y del frío,

de sur a sur levanta tus ojos indelebles,

de sol a sol que suene tu boca de guitarra.

No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,

no quiero que se muera mi herencia de alegría,

no llames a mi pecho, estoy ausente.

Vive en mi ausencia como en una casa.

Es una casa tan grande la ausencia

que pasarás en ella a través de los muros

y colgarás los cuadros en el aire.

Es una casa tan transparente la ausencia

que yo sin vida te veré vivir

y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.

 

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Singing in the Rain (Gene Kelly)

 

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[1] Nadala para la noche de Reyes. Cada verso lo inicia una sola persona y todos los demás corean el final.

 

A los Reyes,

Xiques i velles

I casades

I donzelles.

 

La xica de Roc

Té unes mamelles

Com a plats de foc

I uns mugrons

Com a cigrons.

 

Senyor Rei, jo estic ací,

vinguen casques per a mi.

Senyor Rei, jo estic allà,

vinguen casques per ençà.