¿Por qué leer?

1. Por obediencia. Nos mandaban leer en el colegio. Recuerdo que había que leer en voz alta un cuento con una princesa Hamaranbadahada y me quedaba enganchado. Insistí en casa. Ahora no puedo sacarme el nombre / 2. Por afán de imitación. Para ser como mis padres / 3. Para dar ejemplo a mis hijos / 4. Para recuperar a mi padre. Murió cuando yo era niño y dejó todos aquellos libros en la biblioteca. ¿Leyéndolos conseguiría averiguar algo de cómo era? / 5. Para encontrarme a mí mismo / 6. Para encontrarme con los demás / 7. Para huir de los demás / 8. Por distraerme. El tiempo pasaba entonces muy despacio y no había esa gran oferta de máquinas con botones / 9. Por envidia. Escuchaba a alguien que utilizaba una palabra que yo no había oído e instantáneamente la quería para mí. Me preguntaba: ¿cómo sabrá eso? ¿será porque lee? / 10. Por diversión. Tal vez mis aventuras favoritas fueran las de Mortadelo y Filemón, pero hoy recuerdo con más cariño los extraordinarios relatos de Tío Vázquez / 11. Por curiosidad. Ella le llamó promiscuo. Y él salió corriendo a mirar el diccionario / 12. Por afán de notoriedad. Cuando me preguntan «¿Has leído todos esos libros?» respondo «Algunos no» / 13. Por afán de invisibilidad. El avestruz esconde la cabeza en un hoyo y cree que no lo ven; el lector esconde la cabeza en un libro y de igual forma desaparece / 14. Para sentirme un explorador. De lo que hablan los libros del Marqués de Sade (una de cada cincuenta páginas) o Pierre Louÿs no es fácil tener noticia a través de testimonios directos / 15. Porque soy demasiado cobarde para vivir una vida de peligros / 16. Para encontrar una buena frase. Por ejemplo, esta de Juan Ramón: «Más vale arder una vez que asegurarse 365 contraincendios al año» / 17. Por el placer de una historia bien contada / 18. Para dar a la cabeza mejores cosas que soñar durante la noche / 19. Para combatir el dolor. Hay quien lee oraciones o fragmentos de El principito; seguramente con idéntico fin —consolarse— escribió Saint-Exupéry su libro / 20. Para aprender a escribir. ¿Cómo han dicho otros aquello que yo quiero decir? / 21. Para no tener que escribir. Si descubro que otros ya lo han dicho bien, ¿para qué repetirlo? / 22. Para informarme y averiguar qué cosa es esa pelota postal descascarillable de la que todo el mundo habla / 23. Para aprender a mentir y regalar al mundo las mentiras mejores / 24. Para conocer la verdad. Con la esperanza además de que exista una última verdad tranquilizadora / 25. Porque nunca digo que no a nada / 26. Porque nadie me obliga a hacerlo / 27. Por nada en especial, porque no parece una actividad seria / 28. Porque me han dicho que lo que vale la pena es releer, y ya me voy preparando / 29. Porque es imposible no leer un libro titulado Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (Oliverio Girondo) / 30. Por inercia. Aprendiste a leer, leíste y leerás. También las pancartas en las manifestaciones y los mensajes que la gente adhiere a los troncos de los árboles / 31. Por ignorancia. Pensaste que leer te iba a hacer más listo o que te ayudaría a hacer amigos / 32. Para combatir la ignorancia / 33. Para viajar en el tiempo / 34. Porque es una pena no aprovechar tantos libros, con lo que ha costado hacerlos, ¡con lo que ocupan! / 35. Porque tal vez en los libros se encuentre lo que busco / 36. Porque aunque en ningún lugar se encuentra lo que busco, y menos en un libro, al menos leer no cansa como cansan otras cosas / 37. ¿Por qué no? / 38. Por estética. Porque el que lee compone una figura tan bonita como la del pescador de caña / 39. Para saberlo todo / 40. Para olvidarme de todo / 41. Para volverme virtuoso / 42. Por vicio. Es una manía que adquirí y no he podido corregir / 43. Por razones que no recuerdo.

Vicente Ferrer

Artículo publicado en el número 200 de la revista Clij (enero 2007) con el título «43 respuestas acertadas».
Ilustración: exlibris para Ludek y Karolina, por Alejandra Hidalgo (septiembre 2003).