Saul Steinberg, 1914-2014

«Soy de los pocos que han continuado dibujando una vez terminada la infancia. Continúo y perfecciono los dibujos de la infancia, sin la tradicional interrupción de la formación académica».

«La línea continua de mi dibujo proviene de mi infancia, y, probablemente, es el modo de escribir de mis días de analfabeto».

Saul Steinberg
 

En 2014, Saul Steinberg habría cumplido 100 años. Dejamos aquí constancia de ese hecho. Es verdad que podíamos haber dejado constancia en 2014, y no esperarnos a 2015, pero por pudor (y por pereza) no lo hemos hecho. (Vaya, otro hecho. Dejamos constancia también). Gracias a esa juerga que son los aniversarios, nos hemos dado cuenta (y, cómo no, dejamos la debida constancia de ese descubrimiento) de que Saul Steinberg podía haber ido a la escuela con otros niñitos de su edad, que se llamarían Adolfo Bioy Casares, William Burroughs, Frantisek Capek, Julio Cortázar, Julio Caro Baroja, Louis de Funes, Martin Gardner, José Guerrero, Alec Guiness, Thor Heyerdahl, Efraín Huerta, Asger Jorn, Joe Louis, Norman McLaren, Nicanor Parra, Octavio Paz, Tyrone Power, Dylan Thomas, Anibal Troilo, Richard Widmark, y algunos más. Eso, claro, si todos hubieran sido rumanos, y más concretamente del pueblo de Ramnicu Sarat o de sus alrededores. Pero podrían haber sido rumanos. De hecho, puede que todos sean rumanos y que esa información no haya sido divulgada por razones que se nos escapan. Me imagino al pequeño Saul, dibujando con una navajita escolar en su pupitre; al pequeño Thor, fabricando su primera balsa con maderas arrancadas de alguna puerta; al pequeño Richard, castigado cara a la pared por haber empujado a la directora por las escaleras; a los no tan pequeños Julio y Joe probando los puños; etc.

En fin, todo esto para decir que Media Vaca ha editado dos libros de Saul Steinberg, Reflejos y sombras y Cartas a Aldo Buzzi, y que es la primera vez que nos pasa que coincide la publicación de un libro con el aniversario de su autor. Generalmente, aunque hagamos un esfuerzo (que, en realidad, nunca hacemos), los libros acaban apareciendo varios años más tarde. Recomendamos los libros, que valen la pena, y dejamos constancia de todos estos hechos.

imagen: cartel de Arnal Ballester.