Preguntas frecuentes
La editorial Media Vaca cumple quince años en noviembre de 2013. En este tiempo hemos publicado una media de tres títulos por año y acaba de aparecer el libro que hace el número 50 de nuestras colecciones. A pesar de que el último catálogo en papel se publicó en 2006 y de que no disponemos de distribución comercial desde 2008, recibimos a través de la web un reducido pero constante número de pedidos de librerías (y, en menor medida, de particulares) que hace posible que la editorial siga existiendo. Aunque tal vez decir existiendo sea decir demasiado, considerando la vida precaria y un tanto sobrenatural de estos productos.
Estas palabras que siguen van dirigidas, sobre todo, a aquellas personas que en algún momento se han puesto en contacto con nosotros para enviarnos sus currículos, muestras de sus trabajos o información sobre sus proyectos, y a quienes seguramente no hemos contestado como nos hubiera gustado, o a quienes no hemos contestado, punto.
A pesar de que somos una editorial muy pequeña, recibimos un volumen de comunicaciones considerable, mayor del que podemos atender, lo que nos provoca un gran desasosiego: las cartas recibidas por correo postal orbitan permanentemente alrededor de la mesa de trabajo; los mensajes de correo electrónico, salvo los de publicidad indiscriminada, lucen marcas rojas y aguardan su turno para ser contestados. Mientras llega ese momento, los vamos archivando primorosamente en carpetas individuales y colocando en alguno de los siguientes grupos: a) Ilustradores (más unos pocos pintores y fotógrafos); b) Cuentistas (es decir, todos los escritores, y —por comodidad— los cuentacuentos); c) Maquetadores; d) Traductores; e) Correctores; f) Lectores; g) Periodistas; ; h) Agencias literarias; i) Bibliotecarios y Maestros; j) Estudiantes; k) Librerías; l) Documentalistas; m) Personas que piden libros gratis; n) Personas que coleccionan marcapáginas; o) Otros. (Nota: al grupo Documentalistas han ido a parar todos los licenciados en psicología, pedagogía, sociología, historia, filosofía, magisterio, etc., que en otras editoriales dedicadas a libros infantiles tendrían tal vez una misión específica que cumplir pero que aquí no hemos sabido dónde acomodar).
El escritor Augusto Monterroso decía que cuando recibía una carta le gustaba contestarla, no con otra carta, sino presentándose en el domicilio del remitente para poder conversar largo y tendido. Esa es la forma en que nos gusta también a nosotros contestar las cartas, pero, por lo que sea, nunca hemos encontrado el momento. Como mucho, hemos conseguido reunir en un largo texto las respuestas a algunas de las preguntas más frecuentes formuladas por nuestros interlocutores y hemos ideado el siguiente plan: subiremos esta carta abierta a nuestra página web y enviaremos un mensaje a todos aquellos que alguna vez nos han escrito. Así, apretando un botón, corregiremos en un solo día este retraso en el correo, que ya se ha vuelto insoportable. En el peor de los casos, daremos inicio automáticamente a un nuevo ciclo de quince años. Parece que aquí lo solucionamos todo apretando un botón, pero nada es tan sencillo: solamente la carpeta dedicada a los Ilustradores (más unos pocos pintores y fotógrafos) contiene 1.536 nombres. Sabemos que no todos los mensajes llegarán a sus destinatarios, pero somos optimistas: alguna vez ha llegado un mensaje alojado en el interior de una botella.
1. En respuesta a las personas que coleccionan marcapáginas.
Antiguamente, cuando disponíamos de catálogos en papel, solíamos imprimir unas tarjetas con textos a propósito de la lectura y los libros para niños, ilustradas con el logotipo de la niña con la mosca y la hormiga, en las versiones particulares de diferentes dibujantes. No eran exactamente puntos de lectura, pero podían servir para ese fin (si es que los coleccionistas de marcapáginas usan realmente los marcapáginas para marcar las páginas, cosa que ignoramos). En cualquier caso, lo sentimos, la respuesta es negativa: no tenemos marcapáginas y de momento no hemos pensado en producirlos.
2. En respuesta a las personas que piden libros gratis.
Nos gustaría que quienes nos escriben tuvieran en cuenta que, a diferencia de otras editoriales, nuestros libros tienen unos costes de fabricación bastante elevados y, también, que no hemos descatalogado nunca ningún título ni es nuestra intención hacerlo. Al no ser nuestra producción apabullante (tres libros al año), tampoco necesitamos vaciar el almacén periódicamente como parece que hacen otras editoriales. Ahora bien, dicho lo dicho, si la petición viene de una escuela o una biblioteca, podemos valorar el envío de libros de cortesía siempre que: a) el solicitante se tome la molestia de mirar el catálogo de la editorial y pedir títulos concretos (lógicamente, aquellos que más puedan interesar a los lectores de su centro) y no cualquier cosa; y b) que el solicitante gestione el envío o se haga cargo de los gastos que este acarree (que, en relación con el precio de los libros, representan una cantidad menor y más fácilmente asumible).
3. En respuesta a los estudiantes que desean realizar prácticas en la editorial.
En varias ocasiones hemos hecho un esfuerzo por acoger a estudiantes que estaban interesados en realizar un período de prácticas en la editorial (saludos, Sandra, Laura, Stella, Carolina), pero sólo somos dos personas y trabajamos en nuestra casa. No disponemos de un espacio adecuado ni tenemos horarios fijos ni tampoco el tiempo necesario para dedicarlo a este trabajo, que requiere de un mínimo de condiciones para que resulte eficaz y grato. En la actualidad no nos queda más remedio que declinar estas solicitudes porque no podemos asumir tan importante compromiso.
4. En respuesta a las librerías y bibliotecas.
Cuando inauguramos esta página web con el formato que ahora tiene, quisimos dirigir nuestro primer saludo a los autores que nos enviaban sus proyectos y a los libreros y bibliotecarios (mayoritariamente, libreras y bibliotecarias) que nos preguntaban qué es lo que había que hacer para conseguir nuestros libros. Ese artículo aún se puede consultar en el siguiente enlace: Desde el principio, y durante bastante tiempo, la editorial ha tenido una comercialización regular a través de distintas empresas distribuidoras, pero en un momento dado tuvimos que cancelarla. No hay una razón única sino diversas causas. La más dolorosa fue la experiencia con una distribuidora que, tras una lectura provechosa del libro de Harry Houdini Cómo hacer bien el mal, logró que veinte mil euros en libros que le habían sido confiados desaparecieran de nuestra vista sin dejar el menor rastro. Actualmente, la distribución la realizamos nosotros mismos, con las limitaciones que ello implica: no podemos gestionar depósitos y no podemos atender un servicio de novedades al que muchas librerías y bibliotecas están acostumbradas. Para compensar, aceptamos cualquier pedido de libros (no se exige un mínimo) y realizamos los envíos por mensajería 24 horas, sin gastos. La pregunta acerca de la disponibilidad de determinado título, publicado uno o dos años atrás, es también una pregunta frecuente. La respuesta es invariablemente la misma: para nosotros es una prioridad mantener el catálogo vivo, es decir, procurar que haya ejemplares de todos los títulos que lo componen, por lo que solemos reimprimir aquellos de los que nos vamos quedando sin existencias. La venta es en ocasiones tan lenta (venta y lenta, qué rima diabólica) que todavía vendemos libros publicados hace quince años y que mantienen su precio original.
5. En respuesta a los ilustradores y escritores (y a las agencias que los representan).
La pregunta más frecuente que realizan los ilustradores es si aceptamos el envío de originales o muestras para su valoración. Algunos no preguntan y mandan directamente grandes archivos con un peso excesivo (lo que sería un poco el equivalente a dejar un menhir como tarjeta de visita). Para unos y para otros, publicamos este enlace que figura como una de las noticias más antiguas en la sección de la web que titulamos Miscelánea; y tanto a unos como a otros les interesará la siguiente explicación, que hemos tenido pocas ocasiones de ofrecer anteriormente: ahora mismo nuestros afanes se centran en resolver una serie de proyectos que arrastramos desde hace tiempo, que ya están muy desarrollados y a los que conviene poner punto final para poder pensar en otra cosa. Hasta que eso ocurra no vamos a poder embarcarnos en nuevos proyectos. Pedimos por lo tanto a los ilustradores y a los escritores que nos escriben que tengan un poco de paciencia; también les pedimos que tengan un poco de curiosidad, y que investiguen y conozcan mejor esta editorial que dedica tres, cuatro y cinco años para hacer un libro. Por lo que se desprende del conjunto de los mensajes recibidos, se diría que son escasas las personas que han tenido un libro de Media Vaca en las manos, y que muchos de los que han oído ese nombre deben su conocimiento, sobre todo, a haber visto en Internet algunas imágenes sueltas. Resulta complicado explicar los libros que hacemos a quienes no los han visto. No es imposible, desde luego, pero son cosas distintas los libros y las explicaciones. A modo de resumen, digamos que la mayor parte de nuestros libros son proyectos propios y que, en general, no son lo que se considera álbumes ilustrados. Los ilustradores y los escritores que deseen publicar un libro de estas características deberían dirigirse preferentemente a otras editoriales.
6. En respuesta a los traductores, maquetadores, correctores, documentalistas.
Agradecemos el envío de currículos, aunque por el momento no vamos a ampliar nuestro equipo, compuesto únicamente por dos personas que cuentan con el apoyo de un número reducido de colaboradores. En determinadas ocasiones hemos lamentado no ser una gran empresa para poder dar ocupación a algunas personas muy competentes que han mostrado un verdadero interés por el trabajo y que incluso han llegado a venir a visitarnos.
7. En respuesta a los periodistas.
Agradecemos la atención que algunos periodistas nos dedican. No tenemos capacidad para invertir dinero en publicidad (nunca lo hemos hecho), pero estamos siempre dispuestos a enviar ejemplares de lectura y archivos de imágenes y a responder a cuestionarios o entrevistas a quienes nos lo soliciten. Más que la promoción de los libros a través de reseñas (lo que también está muy bien), nos resulta especialmente gratificante encontrar interlocutores con quienes hablar sobre los libros publicados, sobre sus autores, sobre el trabajo con imágenes, sobre el oficio de editor o sobre los temas tratados en los libros, que no siempre se refieren al mundo escolar, al mundo de las hadas o al mundo de los dinosaurios, sino a los derechos humanos, al trabajo infantil, al desastre de la guerra o al dinero. La única pregunta que nunca hemos contestado es «de dónde viene el nombre Media Vaca», y hay que señalar que es, con diferencia, la pregunta que con más frecuencia nos han hecho. Nunca le habíamos dado demasiada importancia a la cuestión del nombre, así que nuestras respuestas siempre han sonado evasivas y a veces un tanto burdas. Pues bien, ya que estamos respondiendo a todas las preguntas pendientes, y aprovechando que nos dirigimos a una audiencia amplia, contestaremos por fin a esa pregunta. ¿Por qué llamamos a la editorial «Media Vaca»? Es una larga historia que se remonta al otoño de 1991. Begoña y yo vivíamos entonces en Madrid y cada cierto tiempo veíamos a nuestros amigos de Zaragoza Antonio Fernández Molina y Josefa Echeverría. Un día, estábamos comiendo en el restaurante El Lac… ¡Será posible! ¡Pues no me he quedado sin tinta! ¿Alguien me presta un bolígrafo? ¡Gracias, señora! ¡Pues no, tampoco! ¡Caramba, qué mala suerte!
Vicente Ferrer Azcoiti
[dibujo de Mireia realizado durante la exposición Media Vaca: La vida secreta de los libros, que tuvo lugar en el Colegio Mayor Rector Peset de Valencia en 2003].