Segunda edición de 'El señor Korbes'

Prólogo de los editores a la 2.ª edición (2020) de El señor Korbes y otros cuentos de Grimm

Queridas niñas y niños, antes de que os adentréis en el país del señor Korbes, de la señora Trude y de la liebrecilla marina, queremos contaros algo que debe ser dicho sin demora.

La primera edición de este libro apareció hace casi veinte años, en 2001, y, en 2002, recibió el premio Bologna Ragazzi Award al mejor libro de ficción que concede la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia. Gracias a ese premio, poco después fue publicado por una editorial de Corea del Sur.

Cuando recibimos el primer ejemplar de la edición coreana, corrimos a enseñárselo a nuestra vecina Mi Kyung, pensando que le gustaría leerlo en su propia lengua. Un par de días después, Mi Kyung nos dijo que había leído los cuentos y que la habían dejado para el arrastre, y que no recordaba haber leído nada parecido cuando era niña en Corea. «Los padres coreanos quieren que sus hijos sean felices», nos dijo. Nos quedamos un poco preocupados, pensando que quizás estábamos fastidiando a una generación de niños coreanos, provocándoles pesadillas. De poco sirvió que nos repitiéramos que si estas historias recogidas por los Grimm son hoy recordadas y siguen editándose es porque los niños las hicieron suyas. Los niños centroeuropeos, desde luego, pero también otros que las han conocido después en partes muy alejadas del mundo.

Por este motivo, ahora que volvemos a ponerlas en circulación con las ilustraciones de Oliveiro Dumas y las traducciones fieles de Pedro Gálvez, nos vemos obligados a dar el siguiente aviso, por si acaso las nuevas generaciones resultaran ser más impresionables que las anteriores:

En este libro mueren más de cien personas (sobre todo, campesinos), y tampoco les va mucho mejor a los animales, ya que estiran la pata seis ratones, tres caballos, un cuervo, un pez, un perro y un número indeterminado de vacas. También muere una piedra, aunque suene raro.

No son muertes reales, como todos los niños saben. Son cuentos. Hay, en casi todos ellos, un fondo de verdad, porque la vida no suele ser fácil para la mayoría de la gente, pero algunos son tan exagerados que parecen chistes. Pues ya está dicho.

Los editores

En la imagen, cubierta del libro, con ilustración de Oliveiro Dumas, sacada del montaje en FreeHand de la primera edición del libro, en 2001.